La enseñanza ha cambiado con los tiempos, no
sólo los recursos de los que dispone el profesor para ejercer su labor, sino
también el tipo de alumnado con el que trabaja.
Ahora se dispone en los centros educativos de
portátiles para los alumnos, pizarras digitales…, por tanto, la labor docente
también se tiene que adecuar a estos medios. Los alumnos también son
diferentes, desde muy corta edad manejan ordenadores, tablets, teléfonos
móviles…, están habituados a estos medios, siendo para ellos muy fácil la
interactividad; tienen acceso a información, prácticamente, ilimitada a través
de internet. Las clases tradicionales, en muchos casos, ya no son suficientes. El
docente Necesita adaptar sus capacidades, su proceso de enseñanza-aprendizaje,
a esta nueva situación, y a las características de los alumnos.
El trabajo del profesor, por tanto, no se puede
reducir a enseñar unos conocimientos concretos a los alumnos dentro del aula,
sino que el proceso de enseñanza-aprendizaje tiene que ir más allá, para ello,
podemos utilizar los medios que los tiempos ofrecen, es decir, introducir la
tecnología en sus clases de forma habitual, no como un fin, si no como un medio
para conseguir unos objetivos, que llevarán a que el alumno construya su propio
aprendizaje.
El papel del profesor cambia, ya no es mero
transmisor de conocimientos, sino que se convierte en un compañero de viaje del
alumno, al que guía, dirige, intenta despertar su curiosidad…
Pero además, para mí, la enseñanza expandida no
debe ser sólo la utilización de la tecnología, sino sacar al alumno del aula,
excursiones a lugares de interés (museos, espacios naturales protegidos…),
intercambios internacionales con otros centros, encuentros deportivos con
alumnos de su localidad o de otras localidades…Es decir, derribar esas paredes
del aula, tanto desde el punto de vista virtual, como real.